Septiembre 10

Septiembre comenzó…
Inevitablemente.

Al principio en forma de brotecitos incipientes en los sauces y ahora perfumando con jazmines las veredas de la ciudad y los pasillos de la facultad. En esta época las columnas del patio se cubren de sus flores de un color inmaculado, casi tan sutil a los sentidos como una tímida mano nacarada que la arranca para acercársela al rostro y sentir esa mágica sensación de frescura que solo este mes genera en los momentos de la gente.
Hay momentos únicos ahí afuera. Un rayo de sol que se proyecta entre las nubes y un río de oro que besa la madera de los botes y ahí está, ese segundo entre la abstracción de lo mágico, y los elementos de lo cotidiano, esa espejada realidad sin ruido donde la esencia de las cosas se manifiesta en energía pura que atraviesa los cuerpos y podemos sentirnos parte del universo, como la mas absurda partícula o como el mas grande planeta del cosmos. Vinculados en un plano existencial cuya infinitud resulta incomprensible para la mayoría, pero que esta tan manifiesta como la verdad misma, como el viento.Creo que la primavera produce a nivel físico y psicológico, cambios tan importantes como los que experimenta nuestro entorno natural.
La primavera es energía pura y manifiesta pero tan incontenible e irrefrenable como las sensaciones en los corazón. Habemos personas en el mundo que transitan 3 primaveras, no solo la que inicia el 21 de Septiembre, sino que también transitamos la juventud, es decir, la primavera de la vida misma y a su vez una primavera a escala universal, cuyas consecuencias no se manifiestan en la simple existencia consistente en pasar tiempo frente a ordenadores, alienados y vendiendo fuerza de trabajo a cambio de una cantidad irrisoria de dinero. Yo hablo de solo sentir, todo el tiempo, todo el universo en un momento, único, mágico entre todos los momentos.

Faber.

Fotografía gentileza de Antonella.